Cuando, en 1986, Raúl se integró al TTM ya era un actor y director de teatro, de reconocida trayectoria en la ciudad.
Su importante protagonismo en la fundación del Teatro Arena, lo colocó en un lugar de referencia para el movimiento de teatro independiente, muy relevante en la década de los ´80 en Santa Fe.
Desde la creación, en esos años, del grupo Puro Teatro su apuesta fue acercar el teatro a la gente: no sólo llegando con los espectáculos a todo tipo de espacios no convencionales, sino desde los planteos temáticos y los códigos a utilizar.
Para iniciarse como titiritero, puso en juego su gran experiencia como actor, y fue descubriendo, las riquezas propias del arte de los títeres, profesión que abrazamos juntos.
Los títeres, con su natural desenfado e impacto sin fronteras en todos los públicos, lo cautivaron tanto como el teatro popular, la murga, los barrios, la música, el vino compartido, los encuentros y los amigos.
Su impronta en el TTM es innegable, la incorporación al teatro de muñecos de recursos propios del teatro callejero posibilitando una mixtura muy enriquecedora para algunos de los montajes, son el producto de ese aporte.
En 1995 pudo realizar su primera experiencia de dirección de teatro de títeres. Con la puesta de "Inodoro Pereyra, el renegáu", asumió el nuevo desafío del elenco de llegar al público joven y adulto. El resultado trajo grandes satisfacciones y trascendió las fronteras de la ciudad para llegar a Capital Federal y Mar del Plata (Prov. De Buenos Aires) así como Caleta Olivia y Puerto Deseado (Prov. De santa Cruz).
En 1997 falleció en un accidente automovilístico teniendo apenas 42 años de edad.
Trabajar con Raúl fue contagiarse irremediablemente de su apasionamiento, su compromiso y su generosidad.
Su importante protagonismo en la fundación del Teatro Arena, lo colocó en un lugar de referencia para el movimiento de teatro independiente, muy relevante en la década de los ´80 en Santa Fe.
Desde la creación, en esos años, del grupo Puro Teatro su apuesta fue acercar el teatro a la gente: no sólo llegando con los espectáculos a todo tipo de espacios no convencionales, sino desde los planteos temáticos y los códigos a utilizar.
Para iniciarse como titiritero, puso en juego su gran experiencia como actor, y fue descubriendo, las riquezas propias del arte de los títeres, profesión que abrazamos juntos.
Los títeres, con su natural desenfado e impacto sin fronteras en todos los públicos, lo cautivaron tanto como el teatro popular, la murga, los barrios, la música, el vino compartido, los encuentros y los amigos.
Su impronta en el TTM es innegable, la incorporación al teatro de muñecos de recursos propios del teatro callejero posibilitando una mixtura muy enriquecedora para algunos de los montajes, son el producto de ese aporte.
En 1995 pudo realizar su primera experiencia de dirección de teatro de títeres. Con la puesta de "Inodoro Pereyra, el renegáu", asumió el nuevo desafío del elenco de llegar al público joven y adulto. El resultado trajo grandes satisfacciones y trascendió las fronteras de la ciudad para llegar a Capital Federal y Mar del Plata (Prov. De Buenos Aires) así como Caleta Olivia y Puerto Deseado (Prov. De santa Cruz).
En 1997 falleció en un accidente automovilístico teniendo apenas 42 años de edad.
Trabajar con Raúl fue contagiarse irremediablemente de su apasionamiento, su compromiso y su generosidad.